El encame de resinas II

Ahora, en este mes de octubre  publicamos la segunda parte del ENCAME DE RESINAS, donde profundizamos un poco más sobre el tema.

Publicado en SENDAS DE CAZA Nº 98 Y ARMAS Y MUNICIONES Nº 331

“Ya nombré en otro artículo reciente la esencia que une la acción y el cañón con la culata. Sin embargo, no creí que fuera suficiente para que nos hiciéramos una idea general de cómo esta unión influye tanto en la precisión del tiro. Hablábamos del encame de resinas. Esta vez entraré en más detalles.

Toda técnica tiende a mejorarse en la medida que más se practica. La experiencia no se mide en tiempo, sino en veces. Cuantas más veces se aplica una técnica más rápida se aprende y antes empiezas a cuestionarla para mejorarla. Así nace otra técnica más novedosa y perfeccionada que la anterior. Pero, como decía antes, depende de las veces, no del tiempo.

El encame es una de las técnicas que más he realizado en mi profesión. ¿Por qué? Sencillamente porque aumenta la calidad del tiro hasta cotas sorprendentes. Pero, no es que el motivo sea este realmente, es que considero que a estas alturas, la calidad que se exige convierte, el tener bien unidas todas las partes, en algo inherente al arma. Considero que en mi trabajo puedo diferenciar técnicas, digamos, complementarias o adicionales para mejorar la precisión, de aquellas técnicas que son puramente esenciales, o mejor dicho, imprescindibles para salir a la palestra.

Como siempre digo, la culata es uno de los elementos indispensables para la precisión de un rifle. El método que escojamos para montarla será crucial, y, según cómo empleemos este método, el resultado podría empeorar el objetivo que perseguimos. Por tanto, la técnica hay que aprenderla; los conocimientos y la cualificación son ineludibles.

Hay que disponer de utillaje cuya medición alcance las milésimas. Se debe tener mucha paciencia en las mediciones y el rigor en ellas debe ser exhaustivo. Vale la pena repetirlas ante cualquier duda. No podemos correr el riesgo innecesario de intentar ser más rápidos, porque esta labor es totalmente artesanal y única para cada encame.

Empezamos por los tornillos de la culata, luego el tipo de resina, el molde, sus ajustes, los pilares, el CNC para las correcciones, la limpieza antes del montaje, el desmoldado, la unión y sus detalles, y finalmente, la prueba de tiro.

Cuando escogemos los tornillos para la culata debemos estar al tanto de que cumplen su par de apriete individual al atornillarse al encame. Así, la culata a la hora de producirse el disparo será un todo con los elementos metálicos de forma que las vibraciones se transmitirán correctamente y ello redundará en la precisión del rifle y en la vida del visor.

Antiguamente, para llevar a cabo un encame cuando la culata era finalizada, se aplicaban unas pasadas de aceite de lino. Con esto se conseguía homogeneizar la superficie de contacto. Actualmente, y debido a los Centros de Control Numérico y al uso frecuente de culatas sintéticas, sus cajeados llevan un poco de resina de nylon en la zona concreta del amortiguador de la acción, porque así se mejora en algo su terminación.

Sin embargo, cuando la calidad y la exclusividad se impone, cambiamos de tercio y nos desplazamos hacia donde la investigación ha desarrollado nuevas resinas de epoxi.

Hoy en día ya disponemos en el mercado de una gama de resinas de epoxi suficientemente amplia para cada tipo de culata, encame y sus peculiaridades. Por eso, el conocimiento exacto de las materias primas que intervendrán en cada encame es un apartado que debemos tener muy bien estudiado.

Con esto podemos realizar un contra molde perfecto de la acción de la culata. Existen varios fabricantes de estas resinas, uno de los más conocidos Acraglas. Es una de las mejores resinas y llevo años usándola con resultados siempre a la altura de las exigencias técnicas de cada arma. Podremos encontrar derivados que incluyen elementos metálicos como partículas de aluminio y de acero.

Dentro del encame tienen que ajustarse unos buenos pilares de aluminio mecanizados y ajustados a la acción que se vaya a montar. La función de estos pilares es reforzar la culata en conjunto. Pero también trabajarán como guía para los tornillos de la acción. Estos pilares deberán ser de acero o de aluminio, según el calibre del arma.

Ahora, es cuando desmontamos el arma al completo, de modo riguroso, preciso y atento. Una vez despiezada enteramente, se preparan sus partes para el desmolde.

Recordemos algo importantísimo, una vez la resina se ha secado y se ha probado su dureza, debemos demostrar que el encame tiene el espesor mínimo determinado porque si no, perderá rigidez y todo el trabajo habrá sido inútil.

Se prepara la culata para añadirle la resina, y se monta el arma teniendo en cuenta que todo quede a la perfección. Esto es la clave de todo, si no, se producirán dispersiones axiales de los tiros al disparar.

Así que dejamos que se seque, aseguramos su dureza y procedemos con un cuidado casi maniático a su desmoldado. Ahora tenemos que limpiar todas las partes metálicas, la culata y derivamos el encame hacia un proceso de mecanización mediante un fresado para ajustar todos los detalles, restos, bordes y extremos del encame que podrían entorpecer el funcionamiento de los diferentes mecanismos que intervienen y tienen contacto con él.

Finalmente, montamos el arma y esperamos varios días antes de hacer la prueba de disparo para asegurarse de que la dureza no se verá influida.”

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